Era una tarde de viernes bastante calurosa, y como es costumbre, salía del trabajo temprano para tomar un café y hacer revisión general de los logros alcanzados en la semana. Empezaba a dolerme la cabeza, así que busque mis lentes oscuros para que los reflejos del sol sobre el Paseo Santa Lucía, que corre paralelo a la avenida Eugenio Garza Sada, no aumentaran la molestia.
Parecía que la calle estaba desierta, no había visto ningún automóvil desde que salí de la oficina, por eso me extraño ver por el espejo retrovisor un Ford Fusion negro con vidrios polarizados. El tramo de avenida donde íbamos conduciendo era angosto, por lo que rebasar era imposible, pero el conductor parecía decidido a rebasarme. Me orillé lo mas que pude hacia la derecha cuando cruzábamos una curva y de inmediato el Ford quedo delante de mi.
Todo paso en segundos. Al rebasarme y tener que pegarse a su lado izquierdo, la llanta delantera izquierda del automóvil negro cayó en una coladera destapada. A la velocidad en la que viajaba vehículo, propició que se volcara en el aire y cayera sobre su techo, recayendo el peso sobre el lado del conductor.
El automóvil se arrastró sobre el asfalto por unos 100 metros y se detuvo, dejando tras de sí pedazos de carrocería y manchas de lo que yo esperaba fueran líquidos del motor.
Bajé de mi auto y me acerqué lentamente para revisar que el conductor se encontrara con vida. Una multitud de personas se asomaba de los edificios departamentales y negocios y empezaron a agruparse al rededor del zona del accidente.
Me arrodille y me asomé por la ventana del piloto. El impacto me hizo tambalearme y me senté en el piso: el lado izquierdo del conductor estaba totalmente destrozado, faltaba una gran parte de la cabeza y el brazo apenas seguía conectado con el resto de su cuerpo, La sangre se iba encharcando y al notar que empezaba a llegar donde yo me encontraba, traté de ponerme de pie.
Al incorporarme escuché un sonido tan fuerte que incluso sentí que me sacudió, quise darme la vuelta para ver donde se había producido el sonido pero mi cuerpo no me respondió. Escuché de nuevo aquél sonido pero esta vez mas apagado aunque de igual forma me pareció sentirlo, pero ahora en el estómago, me llevé una mano a donde la sensación se hacía mas intensa y la sentí húmeda. Mi mano estaba llena de sangre.
Caí de costado sobre la avenida, sentía como mi respiración se iba haciendo cada...