jueves, 19 de abril de 2012

::. Falling Skies 2da parte


II


En algún momento recobre el conocimiento. Me encontraba aún el estacionamiento de la universidad, pero estaba rodeado de escombro, nada tenía sentido. Escuche los gritos de una mujer, así que me levante y la vi recargada en un automóvil abandonado a unos metros de donde me encontraba yo. Ella debía tener unos 30 años, era delgada y vestía unos pantalones blancos junto con una blusa amarilla salpicada con sangre, cabello rubio y liso a los hombros y ojos color verde pálido. Estaba abrazando el cuerpo sin vida de un niño pequeño, que al parecer había sido atropellado. Al acercarme un poco más me pidió que no le hiciera daño, que la dejara en paz. Entendí que creía que era uno de esos cuerpos reanimados de los cuales solo podía suponer estaban siendo manipulados por la luz extraña de hace un rato. Le explique que nada tenia que ver yo con lo sucedido y que le ayudaría a salir de el lugar. Ella besó la frente de su hijo y lo recostó en el suelo   con los brazos cruzando su abdomen, se despidió de él y nos pusimos en marcha en búsqueda de mas sobrevivientes y de algún automóvil que aun funcionase.


 Angela y yo anduvimos un par de minutos cuando de pronto escuchamos un sonido metálico que al parecer provenía debajo de nosotros y, sin mas, el suelo empezó a fracturarse. Corrimos a la columna mas cercana y vimos como la grieta  serpenteaba por el concreto hasta llegar a los elevadores. Casi todas las lámparas se reventaron debido a la sobrecarga de energía y escuchamos el cajón del elevador caer hasta el sótano del estacionamiento. Acordamos que debíamos salir del lugar pues las grietas se hacían mas grandes y temíamos que terminara por colapsar la estructura entera, dimos dos pasos hacia la salida cuando a nuestro lado derecho vimos derrumbarse una sección entera del segundo piso. Ibamos a correr hacia la salida cuando escuchamos el sonido de un auto que procedía justo del lugar donde acababa de caer parte de estacionamiento, era una camioneta Tracker de algún modelo de los 90’s color turquesa que conducía sobre los escombros. Hicimos señas al conductor y este se detuvo, era un hombre negro  que curiosamente se me hacía muy familiar, llevaba como copiloto a un señor que debía tener por lo menos 50 años y a una niña que al principio creí muerta pero solo estaba inconsciente. Subimos en la parte trasera de la camioneta mientras el conductor nos ponía al tanto de la situación. El Parque Fundidora se estaba transformando en modo combate para repeler a los invasores, ¡Con nosotros dentro de él!

La salida principal del estacionamiento donde nos encontrábamos era ahora inaccesible ya el suelo se había desplomado.


 Carter, nuestro conductor, creía que la única forma de escapar sería por el segundo piso, ya que conectaba con un segundo edificio de estacionamiento que al parecer aun no entraba en la fase de transformación.

Anduvimos por la primer planta del estacionamiento sorteando escombros, autos y cadáveres hasta llegar a la rampa que conectaba con el piso de arriba, pero de pronto el suelo en donde andábamos dio un movimiento brusco y la rampa comenzó a aumentar su nivel de inclinación hasta que la camioneta no pudo continuar y terminó volcandose.



Cuando desperté, la camioneta estaba sobre su lado derecho, justo donde me encontraba yo. Tenía un dolor insoportable en la cabeza, los oídos me zumbaban y manaba sangre del izquierdo. Busqué a Angela pero solo encontré su bolso. Carter estaba a unos metros, se arrastraba por el suelo y noté que sus piernas estaban deshechas. Quise salir de la camioneta pero el asiento del piloto estaba presionando mis piernas y no podía moverme.

La vista se me nublaba y cada vez percibía menos sonidos, volví a buscar a Carter con la mirada pero ya no lo encontré. Creí ver luces de ambulancias o bomberos que brillaban en lo que quedaba de la estructura.


Desperté.

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