martes, 12 de junio de 2012

De noche .: III :.

// HELICÓPTEROS DE RESCATE SALDRÁN DE LOS CAMPOS DE ENTRENAMIENTO DE LA UNIVERSIDAD MISKATONIC A LAS 0030 HORAS, REPITO HELICÓPTEROS... //

Tengo aproximadamente una hora y media para llegar al punto de reunión, saco de mi mochila mi iPod y reviso en la aplicación de mapas la distancia de donde me encuentro hasta la Universidad. Tiempo estimado andando a pie: una hora.

Con forme me acerco mas al centro de la ciudad el panorama se ve mas desolado. Veo más pertenencias tiradas por doquier y autos abandonados a mitad de la calle. Un Jeep a lo lejos enciende sus luces y comienza a andar en dirección hacia mi. Trato de ocultarme entre los autos apilados en la acera pero se que me han visto, palpo en mi mochila y siento la pistola

-Hey, ¿Estas bien?- Es la voz de una mujer la que se escucha primero. En el fondo logro distinguir una conversación entre dos varones.

Aun con miedo decido salir, pero tengo mi mano oculta dentro de la mochila sujetando la pistola. Quien me recibe es una chica de aproximadamente 25 años, pantalon de mezclilla azul claro, una blusa roja y un cardigan negro a medio abotonar, detrás de ella, portando fusiles de asalto que no logro identificar están dos hombres, uno en el Jeep y el otro de un brinco queda de pie en la avenida.

-No buscamos problemas, estamos buscando sobrevivientes para llevarlos a la Universidad. Ven con nosotros- La chica me tiende la mano a modo de saludo, estrechamos las manos y con un gesto me indica que suba al auto.

Erika, quien es estudiante de medicina en la Universidad de Miskatonic me ponía al tanto de la situación. Me decía que un ataque bioterrorista se había realizado en el centro de la ciudad creando una mutación en algunas personas conviertiendolas en zombies. Así, tan imposible como suena, me lo dijo con una serenidad que no compartí. Carlos y Ben eran policias que ayudaban a Erika en su causa, el primero parece tener mas de 30 y el segundo parece de la edad de Erika, ambos estaban de guardia rondando la Universidad cuando se dio el brote zombie, cuando encontraron a Erika y les comentó su idea de salvar gente por la ciudad decidieron ayudarla.

Llegamos a un conjunto departamental donde en el cuarto piso, una habitación se iluminaba y se apagaba de una manera en la que todos percibíamos no se trataba de un falso contacto.

El lugar parece una zona de guerra, en total son 20 edificios de 6 pisos distribuídos en grupos de 5, conectados por varios corredores y en el centro un parque central. La mayoría de las ventanas rotas dejan ondeando las cortinas de los departamentos, la limitada iluminación del alumbrado público nos permite entre ver, manchas de sangre que se arrastraban por toda la entrada y el parque central del complejo habitacional. Carlos aparca el Jeep a unos metro de la entrada y bajamos los cuatro. No he soltado aún la pistola dentro de mi mochila, y el ambiente tan sombrío me ha empezado a calar en los huesos, avanzamos con cuidado viendo cada sombra a nuestro paso, tratando de estar alerta a cualquier sorpresa. Entramos por la entrada oeste, entre el bloque 3 y 4, la habitación que vimos se encontraba en el edificio 16, el primero de este último.

Un grito interrumpe el silencio que reinaba en la noche, Carlos y Ben corren por las escaleras del edificio 16, yo empiezo a correr tras de ellos pero me tropiezo con algo que no logré distinguir. De hecho mas que tropezarme fue como si me jalara. Caigo sobre mi costado izquierdo y trato de ponerme de pie, pero al reaccionar, veo a un par de metros el motivo que me hizo caer. Es una mujer, cabeza destrozada, al parecer cayó de cabeza desde algún piso del edificio 16, y sin embargo la veo temblar...

viernes, 8 de junio de 2012

De noche .: II :.

Mi auto se encontraba a 20 metros de donde me había estacionado, un autobus de ruta había impactado la parte frontal izquierda y me arrastro por la avenida hasta que me detuvo un paradero de autobuses. Tome mi mochila tipo messenger bag del automóvil y guarde en ella una linterna, un destornillador y los cigarros que tenia en la guantera, me enciendo un cigarro y me pongo a contemplar el paisaje. No se escucha a nadie ni nada, tanto la acera como la avenida están desiertas, solo algunos carros mal estacionados estorban el camino. Unas pequeñas sombras se distinguen en el pavimento, ahora que el poco alumbrado aún en funcionamiento me permite ver mejor, distingo que son zapatos, bolsas, incluso prendas de vestir que parecen haber sido arrancadas.

Ahora que mis ojos están mas adecuados a la poca luz y me siento menos desorientado también me doy cuenta de que algunos negocios parece que han sido robados, los grandes ventanales en donde exponen sus productos y las puertas de vidrio han sido destruidas. Llego a la farmacia en donde había estacionado mi auto en un principio y al notar que la puerta está entreabierta me asomo con precaución. No escucho ningún sonido y esta en completa oscuridad, con mi linterna me ilumino el camino entre las sillas de espera que están regadas en el suelo, el lugar también a sido saqueado, justo pensaba en dar la vuelta he irme, pero creo que vi algo al fondo del pasillo, del otro lado del mostrador. Las paredes están tapizadas de anuncios ofreciendo sus medicamentos, pero con el brillo de mi lampara los rostros de los modelos y los materiales brillantes crean reflejos y sombras que me ponen más nervioso de lo que me gustaría estar. Piso un trozo de vidrio y el sonido hace eco en el cuarto donde me encuentro, entonces escucho un ligero movimiento que viene detrás de un estante, me acerco un poco y de pronto un hombre se me lanza encima y comienza a darme golpes primero en la cara y luego en el pecho, caigo de rodillas y lo veo levantar una silla para asestar un golpe final, es cuando esta distraído que logro clavarle el destornillador en el vientre, una, dos, tres, cuatro veces. El hombre deja lo que estaba haciendo y comienza a tambalearse mientras da unos pasos hacia atras, se lleva una mano justo donde las heridas están borboteando sangre, tropieza y cae de espaldas, aún tratando de alejarse de mi

-Pe... Perdón- Quiero decirle mas cosas, quiero preguntarle muchas más, pero mi cabeza no alcanza a procesar mas que esas dos sílabas hasta que pierden el sentido. La luz de la lámpara que dejé caer al momento del ataque da directamente en su cara, y a cada segundo que pasa se puede notar que una niebla densa opaca sus ojos hasta que el brillo en ellos es totalmente artificial

Quizá pasaron cinco minutos hasta que volví en mí, estaba absorto viendo el cadaver que yacía en el suelo hasta que una corriente de aire entro por una ventana rota y me dio un escalofrío. Tomo una cortina y cubro el cuerpo de mi agresor, reviso su mochila y agarro las cosas que el había robado: un par de vendas, jeringas, analgésicos, antibióticos y una pistola automática cargada con cinco balas. Sigo mis propios pasos y salgo de la farmacia, en estos 15 minutos me ha quedado claro que si quiero sobrevivir por lo menos esta noche no puedo titubear ni un segundo.

jueves, 7 de junio de 2012

De noche .: I :.

El ligero sentido de conciencia me hace percatar que ya estoy despierto. En total oscuridad puedo sentir que el lugar en el que me encuentro es demasiado pequeño, justo mi cerebro despierta y hace una espantosa conclusión: Estas en un ataúd. Comienzo a golpear lo que considero es la tapa del féretro y el sonido que genera es mas bien metálico y sonoro, con lo cual deduzco que no estoy enterrado vivo. Unos golpes más y escucho como el mecanismo va cediendo hasta que se abre de par en par la cajuela donde me encontraba. Logro salir y ya con los pies sobre el suelo siento tambalearme pero recupero el equilibrio, veo mi reloj de pulsera 22:43, apenas hay un poco de luz en la calle. Levanto la mirada hacia el centro de la ciudad y entonces recuerdo que ha pasado.

El Apocalipsis zombie se ha desatado.

Solo unas cuantas luminarias siguen encendidas, el horizonte de la ciudad son manchas oscuras sobre un cielo ensimismado, sucio. Recuerdo un incendio sobre Main y Parson Av. Era un teatro justo en el centro de la ciudad, donde iba a encontrarme con mis amigos de la universidad, las noticias de la radio confirmaban que había sido un incendio provocado por los mismo empleados del teatro quienes aseguraban que "lo que había ahi ya no eran seres humanos". Recibí una llamada de Brenda quien se encontraba ya en el punto de reunion y me pedía que me apresurara, que por favor la recogiera y la llevara a su casa, estaba muy asustada pues había presenciado como sacaban cadáveres del vestíbulo y algunos no parecían haber muerto por las llamas. Parecía, según ella, que les habían arrancado la cara y el cuello a mordidas. Se cortó la comunicación. Mi teléfono celular se quedo sin señal y paré mi auto frente a una farmacia, apagué y prendí el aparato pero nada funciono. Encendí de nuevo el auto y justo cuando me disponía a arrancar un convoy del ejército paso a toda velocidad por la avenida y luego el sonido de un par de helicópteros pasando por encima de mi auto me hizo entrar en un estado angustia. Abrí la cajuela de mi auto y saqué una linterna, pero antes de cerrar comencé a escuchar disparos que provenían por donde el convoy militar se dirigía. De pronto a lo lejos, por la calle en la que me encontraba, logré ver una multitud de gente que se acercaba hacia donde estaba, curiosamente algunas siluetas parecían arrastrarse o incluso hasta aún estar en llamas. Por miedo (o por estupidez) me metí en la cajuela de mi auto, sabía que había una manera de salir de ahí por un conducto que atravesaba los asientos de la parte trasera. Cuando la gente estaba más cerca podía escuchar gritos de terror, y otros gritos que parecían proceder de animales salvajes. Lo último que recuerdo es el sonido de llantas de lo que creí, era un autobus, tratando de frenar y luego el impacto contra mi automóvil.