// HELICÓPTEROS DE RESCATE SALDRÁN DE LOS CAMPOS DE ENTRENAMIENTO DE LA UNIVERSIDAD MISKATONIC A LAS 0030 HORAS, REPITO HELICÓPTEROS... //
Tengo aproximadamente una hora y media para llegar al punto de reunión, saco de mi mochila mi iPod y reviso en la aplicación de mapas la distancia de donde me encuentro hasta la Universidad. Tiempo estimado andando a pie: una hora.
Con forme me acerco mas al centro de la ciudad el panorama se ve mas desolado. Veo más pertenencias tiradas por doquier y autos abandonados a mitad de la calle. Un Jeep a lo lejos enciende sus luces y comienza a andar en dirección hacia mi. Trato de ocultarme entre los autos apilados en la acera pero se que me han visto, palpo en mi mochila y siento la pistola
-Hey, ¿Estas bien?- Es la voz de una mujer la que se escucha primero. En el fondo logro distinguir una conversación entre dos varones.
Aun con miedo decido salir, pero tengo mi mano oculta dentro de la mochila sujetando la pistola. Quien me recibe es una chica de aproximadamente 25 años, pantalon de mezclilla azul claro, una blusa roja y un cardigan negro a medio abotonar, detrás de ella, portando fusiles de asalto que no logro identificar están dos hombres, uno en el Jeep y el otro de un brinco queda de pie en la avenida.
-No buscamos problemas, estamos buscando sobrevivientes para llevarlos a la Universidad. Ven con nosotros- La chica me tiende la mano a modo de saludo, estrechamos las manos y con un gesto me indica que suba al auto.
Erika, quien es estudiante de medicina en la Universidad de Miskatonic me ponía al tanto de la situación. Me decía que un ataque bioterrorista se había realizado en el centro de la ciudad creando una mutación en algunas personas conviertiendolas en zombies. Así, tan imposible como suena, me lo dijo con una serenidad que no compartí. Carlos y Ben eran policias que ayudaban a Erika en su causa, el primero parece tener mas de 30 y el segundo parece de la edad de Erika, ambos estaban de guardia rondando la Universidad cuando se dio el brote zombie, cuando encontraron a Erika y les comentó su idea de salvar gente por la ciudad decidieron ayudarla.
Llegamos a un conjunto departamental donde en el cuarto piso, una habitación se iluminaba y se apagaba de una manera en la que todos percibíamos no se trataba de un falso contacto.
El lugar parece una zona de guerra, en total son 20 edificios de 6 pisos distribuídos en grupos de 5, conectados por varios corredores y en el centro un parque central. La mayoría de las ventanas rotas dejan ondeando las cortinas de los departamentos, la limitada iluminación del alumbrado público nos permite entre ver, manchas de sangre que se arrastraban por toda la entrada y el parque central del complejo habitacional. Carlos aparca el Jeep a unos metro de la entrada y bajamos los cuatro. No he soltado aún la pistola dentro de mi mochila, y el ambiente tan sombrío me ha empezado a calar en los huesos, avanzamos con cuidado viendo cada sombra a nuestro paso, tratando de estar alerta a cualquier sorpresa. Entramos por la entrada oeste, entre el bloque 3 y 4, la habitación que vimos se encontraba en el edificio 16, el primero de este último.
Un grito interrumpe el silencio que reinaba en la noche, Carlos y Ben corren por las escaleras del edificio 16, yo empiezo a correr tras de ellos pero me tropiezo con algo que no logré distinguir. De hecho mas que tropezarme fue como si me jalara. Caigo sobre mi costado izquierdo y trato de ponerme de pie, pero al reaccionar, veo a un par de metros el motivo que me hizo caer. Es una mujer, cabeza destrozada, al parecer cayó de cabeza desde algún piso del edificio 16, y sin embargo la veo temblar...
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