El ligero sentido de conciencia me hace percatar que ya estoy despierto. En total oscuridad puedo sentir que el lugar en el que me encuentro es demasiado pequeño, justo mi cerebro despierta y hace una espantosa conclusión: Estas en un ataúd. Comienzo a golpear lo que considero es la tapa del féretro y el sonido que genera es mas bien metálico y sonoro, con lo cual deduzco que no estoy enterrado vivo. Unos golpes más y escucho como el mecanismo va cediendo hasta que se abre de par en par la cajuela donde me encontraba. Logro salir y ya con los pies sobre el suelo siento tambalearme pero recupero el equilibrio, veo mi reloj de pulsera 22:43, apenas hay un poco de luz en la calle. Levanto la mirada hacia el centro de la ciudad y entonces recuerdo que ha pasado.
El Apocalipsis zombie se ha desatado.
Solo unas cuantas luminarias siguen encendidas, el horizonte de la ciudad son manchas oscuras sobre un cielo ensimismado, sucio. Recuerdo un incendio sobre Main y Parson Av. Era un teatro justo en el centro de la ciudad, donde iba a encontrarme con mis amigos de la universidad, las noticias de la radio confirmaban que había sido un incendio provocado por los mismo empleados del teatro quienes aseguraban que "lo que había ahi ya no eran seres humanos". Recibí una llamada de Brenda quien se encontraba ya en el punto de reunion y me pedía que me apresurara, que por favor la recogiera y la llevara a su casa, estaba muy asustada pues había presenciado como sacaban cadáveres del vestíbulo y algunos no parecían haber muerto por las llamas. Parecía, según ella, que les habían arrancado la cara y el cuello a mordidas. Se cortó la comunicación. Mi teléfono celular se quedo sin señal y paré mi auto frente a una farmacia, apagué y prendí el aparato pero nada funciono. Encendí de nuevo el auto y justo cuando me disponía a arrancar un convoy del ejército paso a toda velocidad por la avenida y luego el sonido de un par de helicópteros pasando por encima de mi auto me hizo entrar en un estado angustia. Abrí la cajuela de mi auto y saqué una linterna, pero antes de cerrar comencé a escuchar disparos que provenían por donde el convoy militar se dirigía. De pronto a lo lejos, por la calle en la que me encontraba, logré ver una multitud de gente que se acercaba hacia donde estaba, curiosamente algunas siluetas parecían arrastrarse o incluso hasta aún estar en llamas. Por miedo (o por estupidez) me metí en la cajuela de mi auto, sabía que había una manera de salir de ahí por un conducto que atravesaba los asientos de la parte trasera. Cuando la gente estaba más cerca podía escuchar gritos de terror, y otros gritos que parecían proceder de animales salvajes. Lo último que recuerdo es el sonido de llantas de lo que creí, era un autobus, tratando de frenar y luego el impacto contra mi automóvil.
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